«Soy mujer, poeta, la menor de cuatro hermanos, he pasado la cincuentena y soy madre de una hija que está a punto de cumplir los veinticinco, trabajo de administrativa en una universidad, sufro de fibromialgia, me he casado dos veces y emparejado ni se sabe, he perdido demasiados amigos e intento conservar a los que permanecen, estoy enganchada a las series… Y escribo. Por rachas, a ratos robados al tsunami de lo cotidiano, escribo».
Así empieza este libro y de todo esto habla su autora. De todo esto y mucho más. De una mujer que se tragó todos los tópicos sobre qué es ser una mujer de su tiempo, que puso a los hombres en el centro de su vida (hasta que el príncipe azul empezó a desteñir, porque el amor no lo puede todo) y perdió amigas por ello. Que primero se buscó a sí misma en Londres y más tarde en la India. Que exploró los límites hasta que el cuerpo dijo basta y llegó la enfermedad y, con ella, esa investigación incesante para nombrar sin romantizar. Porque toda enfermedad es política.
La mujer imposible es la autobiografía en construcción de quien finalmente abrazó el feminismo para recuperar a sus amigas. Un diálogo con las voces de autoras como Adrienne Rich, Marta Sanz, Deborah Levy o Ana de Miguel.
¿Un libro más acerca de la dificultad y la vital trascendencia de desarrollar una voz propia, de librarse de la culpa y la sospecha? «No solo escribo: estoy intentando ser justa», reconoce la autora. «Por si la verdad sirviera de cura o, al menos, de paliativo».
