PROVO
La revuelta anarquista de
Ámsterdam
Kempton, Richard
Traductor: Valentina Maio
ENCLAVE DE LIBROS
ISBN 978-84-942708-5-7
226 Pgs. / PVP: 16.00 €
Entre 1965 y 1967, en sus acciones e intervenciones públicas en
Ámsterdam y otras ciudades holandesas, el movimiento contracultural de corte
anarquista Provo se dedicó a atacar por diversos flancos las estructuras
sociales del Estado, combinando el humor absurdo y el cinismo con la intención
de despertar entre el público el sentido crítico y provocar el cambio social. A
pesar de la brevedad de su existencia, el activismo conceptual y las propuestas
políticas de Provo, fenómeno equidistante entre un movimiento artístico y un
partido político, lograron capturar el espíritu de toda una generación de
holandeses, y compartieron época con los inicios del movimiento hippy.
De sólidas bases teóricas,
Provo encontró formas de expandir las zonas autónomas temporales en un
movimiento sostenible basado en los procedimientos colectivos, la reflexión
crítica y el impulso hacia la acción. El resultado fue un año de rebelión en el
corazón de la capital holandesa, que culminó de forma espontánea el 14 de junio
de 1966 en una revolución de cinco días.
Provo no es un hecho aislado; está incluido
en la matriz de los movimientos anteriores, así como en innumerables
movimientos posteriores. Existe la prueba evidente de que en 1968 los
activistas parisinos se inspiraron en los éxitos de los provos. Incluso los
situacionistas -a menudo venerados en los entornos radicales- deben a los
activistas del ingenioso Provo el jugar con el potencial político de la
estética.
Provo inauguró los programas de insurrección
callejera festiva de la que nos hemos empapado y que hemos reproducido a través
de eventos tales como los de Critical Mass (La Masa Crítica, que
organizaba protestas populares en bicicleta) y Reclaim the Streets (Toma la Calle). El Plan de la Vivienda
Blanca fue un antecedente importante para el movimiento okupa que surgió en
Ámsterdam y en el resto de Europa, llegando finalmente hasta Norteamérica.
Pero estas prácticas son solo una minúscula
parte de lo que podemos aprender de Provo. Los provos encontraron formas de
ampliar zonas temporalmente autónomas en un movimiento sostenible basado en los
procedimientos colectivos, la reflexión crítica y el impulso hacia la acción.
Lejos de aislar en diferentes esferas la contemplación, la política, la
protesta y el juego, valorizaron teorías documentadas que generaban nuevas
prácticas a través del razonamiento crítico. Hay mucho que aprender de las
formas tan particulares en que orquestaron estos niveles al mismo tiempo. Incluso
la muerte de Provo fue una medida estratégica resultado de un procedimiento
consensuado de autorreflexión. Fue el propio movimiento el que la impulsó;
cuando los provos se dieron cuenta de que su unión estaba menguando, decidieron
que la separación sería más estratégica que la dilación.
Si el PROVOtariado, (de momento), carece de fuerza
para la revolución, aún queda la PROVOcación.
La PROVOcación –con todas sus pequeñas imperfecciones- en estas
circunstancias, se ha convertido en nuestra única arma. Es nuestra última
oportunidad para herir las autoridades en sus partes débiles. A través de
nuestras acciones provocativas, obligamos a la autoridad a quitarse la máscara.
Uniformes, botas, quepis, espadas, porras, manguera antidisturbios, perros
policía, gases y todas las herramientas de represión que las autoridades tienen
en la recámara, deben verse forzados a usarlas en nuestra contra. Les
obligaremos a mostrar su verdadera cara; mentón saliente, frente arrugada, ojos
llenos de rabia, amenazas gratuitas, órdenes, prohibiciones, condenas.
(extracto de BAMN)