«Todos
los sistemas de control se basan en el binomio castigo-premio. Cuando los
castigos son desproporcionados a los premios y cuando a los patrones ya no les
quedan premios, se producen las sublevaciones» (William Burroughs).
En
el centenario del nacimiento de William Burroughs, Enclave de Libros publica El
Trabajo (The Job), que además de unas entrevistas realizadas por Daniel
Odier incluye algunos de los textos más emblemáticos de William Burroughs:
La
reproducción, del Eden a Watergate – Control - 23 Skidoo - No hay que pensar -
Anti-Jaco - La generación invisible - La
revolución electrónica - Scribe street - Cómo ser Humphrey Bogart
Se trata de una serie de entrevistas montadas como
fragmentos de un prisma, que originariamente fueron publicadas en 1969 por la
parisina Éditions P. Belfond, luego en 1970 en Inglaterra y Estados Unidos
respectivamente por las editoriales Johnatan Cape y Grove Press, llegando a ser
traducidas sucesivamente a muchos idiomas. En estas entrevistas Burroughs habla
de literatura, de sus autores más o menos preferidos, y también de drogas,
sociedad, género y política y más cosas, como es habitual en toda su obra. Se ha escrito que la obra de Burroughs excede
tanto los parámetros de la generación beat como los de la literatura en
sí. Aunque su imagen esté indisolublemente ligada a la de los movimientos
contraculturales de la segunda mitad del siglo xx, su carisma transversal le
instituye como gurú de tres generaciones contestatarias: los beat de los
cincuenta, los hippies y radicales politizados de los sesenta y setenta
y los cyberpunk de los noventa. No es difícil encontrar citas que tachan a
Allen Ginsberg de protohippie y a Burroughs de protopunk. Para Burroughs es el lenguaje que debe ser
dinamitado y reprogramado, intentando utilizarlo como fin más que como medio de
expresión momificado. Su método creativo (cut-up, fold-in, etc.)
anticipó en varias décadas los medios expandidos o expanded media e
inspiró a una panoplia de artistas plásticos, músicos y cineastas, como Andy
Warhol, Paul Morissey, Kenneth Anger, Robert Rauschenberg, Keith Haring, Bob
Wilson, Francesco Clemente, John Giorno, Laurie Anderson, Patti Smith, Tony
Oursler, Mike Kelley y Nan Golding, Gus Van Sant o David Cronemberg; objeto de
veneración para cantidad de grupos, colectivos, sellos discográficos como el
belga Sub Rosa, músicos como Throbbing Gristle Kurt Cobain, Ministry, Laurie
Anderson, Genesis P. Orridge… Cuando se le preguntaba a Burroughs qué se podía
esperar de la destrucción de la máquina del control, qué podría sustituir al
estado policial, contestaba que, eliminadas como primera condición la nación,
la familia y el método actual de reproducción, el «sistema» podría organizarse
en comunidades sin confines nacionales: comunidades reunidas alrededor de gustos
y afinidades comunes, por ejemplo comunidades todas femeninas o todas
masculinas, comunidades esp (telepáticas) o higienistas o practicantes el judo
o el yoga o las teorías de Reich, como en cierto sentido aconteció con los
Musulmanes Negros y los Hippies…
El
trabajo es William Burroughs atacando
sin piedad nuestros valores, condenando la «pesadilla americana», lanzando como
dardos sus visiones sobre la Cienciología, la policía, la terapia orgónica, la
historia, la mujer, la escritura, la política, el sexo, y la droga.
El
trabajo es William Burroughs en
acción.