Rafael Carmona acompañará al autor
Hace cincuenta años el doctor Marcos Aleixandre antes de casarse con la enfermera Victoria de Castro decidió practicar la medicina en el Congo. La doctora accedió a retrasar la boda un año. Cuando llevaba seis meses en Katanga el doctor Aleixandre le dijo que se reuniera con él. Decidieron vivir en Katanga y casarse allí, abandonar la cómoda Europa por la desconocida África. Y estallaron las guerras de independencia de los países africanos.
Cincuenta años después Johanni y Jacobo Aleixandre volvieron a recorrer esos lugares visitados por su padre buscando sus raíces y su memoria. Buscando quién era su padre y quienes son ellos mismos. Este libro, El año que nos duchamos entre abejas es la historia de ese viaje, al mismo tiempo que el encuentro entre los dos hermanos. Una forma de entenderse ante las diferencias. En ese viaje, en ese trayecto, aparecen capítulos entrelazados en los cuales se narran la forma en que se conocieron Victoria de Castro y Marcos Aleixandre, la historia de la relación de sus padres. También aparecen mezcladas algunas cartas que escribe Johanni a su compañera Patti, dónde aparecen los primeros encuentros entre ellos, y algunas experiencias juntos. Hablo en este libro de esas líneas tan finas que delimitan el carácter o la forma de ser de una persona, y de una familia. Al mismo tiempo que se descubre un mundo en apariencia oculto, el día a día en las calles de Bujumbura y Gitega, no hay generalidades hay descripción de personajes, y cómo en cada capítulo Johanni deja de ser europeo para convertirse en un africano. Hay una palabra que utilizan los Hutus y los Tutsis para referirse al hombre blanco, lo llaman Muzungu, que significa Hombre blanco con dinero. Pero no tienen ninguna palabra para definir a un hombre blanco sin dinero. El doctor Marcos Aleixandre, nunca les contó sus historias africanas a sus hijos Johanni y Jacobo. Aunque se le escapaban pequeñas escenas. Aquí se cuentan algunas de ellas, y cómo les influyeron a ellos. Y sobre todo, porque nunca mis padres podían hablar de su estancia en Katanga. Esto no es un libro de viajes, es una novela, es la historia de lo que pudieron ver o experimentar y me he alimentado de todos los libros de autores que se sintieron fascinados por África, André Gide, Henning Mankell, Le Clezio, Javier Reverte. La historia de ese viaje es este libro.
