sábado, 23 de marzo de 2019

Mesa redonda/debate JUEGO DE NIÑAS - 30 de marzo a las 12:00h

participan Lola Illamel, Enrique Royuela, Rubén A. Arribas y Víctor Sombra



Ciencia y literatura han sido calificadas como las niñas raras del aula, las niñas solas, las que andan ensimismadas[i]. Este parece un buen punto de partida para examinar las relaciones entre una y otra, porque tiene la virtud de responsabilizar a la comunidad científica y literaria, llamándolas a romper su aislamiento. Al mismo tiempo esta perspectiva abre la posibilidad de que la comunicación ya exista, que las niñas ensimismadas que juegan  en el patio, cada una aparentemente a lo suyo, vayan tejiendo sutiles redes de comunicación, sin que quienes las observamos seamos capaces de advertirlo.
Para saber a qué juegan tratemos de fijarnos en cómo se relacionan. Es claro que a veces la literatura precede a la ciencia y que sus numerosas anticipaciones y prognosis son una constante histórica bien documentada. En otras ocasiones, la literatura acompaña y sigue a la ciencia para explorar las consecuencias sociales que un determinado descubrimiento, invención o desafío científico plantea, la encrucijada en que nos sitúa.
Que la sutil comunicación entre ciencia y literatura sea tan eficaz, que las niñas dispongan de tantas formas de pasarse información sin que siquiera advirtamos que juegan, nos lleva a reflexionar sobre los elementos comunes del proceso creativo. Aspectos tales como la acumulación de perspectivas y la suspensión del juicio, la constante confrontación y actualización de la visión interior con los hechos no son tan lejanos en la experiencia de artistas y científicos.  Testimonios como los de Einstein, Pablo Picasso, Poincaré o Henry Miller apuntan en esa dirección común y la sicología de la percepción subraya tales afinidades.
A partir del punto de encuentro entre ambas formas de conocimiento, es decir, su fin último (¿interpretar el mundo? ¿estructurar la realidad para poder situarse en ella y actuar?), interesa tratar de ver si hay tantas diferencias como parece, poniendo algún meñique en alguna llaga: ¿es la ciencia tan objetiva como parece, y la literatura, tan subjetiva? ¿Es el método científico más riguroso que el trabajo del novelista/artista? ¿Son todas las ciencias iguales en lo que respecta a esas dos cuestiones?, ¿y son todas las artes iguales? Si eliminamos los a priori y las jerarquizaciones entre ciencia y arte, ¿qué aportan cada una de esas actividades humanas, en sus diferentes formas, que la otra no puede aportar?
Y por cierto ¿dónde quedan la política y la economía en este juego? Tanto la literatura como la ciencia están inscritas en una narración social más amplia que las modela, al tiempo que va quedando definida por ellas.  Los códigos con que las niñas juegan y se pasan información no son solo suyos. Al final quienes las observamos y todo lo que las rodea: el patio, el tiempo de recreo, los juguetes que tienen entre manos, definen el juego tanto o más que ellas.   

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ALGUNOS LANCES DEL JUEGO
SOCIOLOGÍA DE LOS MOVIMIENTOS ALTERNATIVOS
Beaubourg: una utopía subterránea, publicada en 2018 por Enclave de Libros podría calificarse como la novela de una persona colectiva. En este insólito relato, escrito por un experimentado sociólogo de los movimientos asociativos, Albert Meister, despliega su análisis sobre los movimientos alternativos de los setenta, situándolo ante encrucijadas tales como el uso del dinero, la crianza de los niños, el sexo, la violencia y el feminismo. Utiliza para ello un escenario bien definido –la construcción de una sociedad alternativa excavada bajo el centro Pompidou de París– que, bajo una apariencia fantástica, reúne las condiciones que Meister considera necesarias para su experimento.
INTERNET Y NARRATIVA
La conquista de la ubicuidad de Paul Valery, breve ensayo de 1928, ha sido citado a menudo como una poderosa anticipación de la transmisión digital de contenidos: Tal como el agua, el gas o la corriente eléctrica vienen de lejos a nuestras casas para atender nuestras necesidades con un esfuerzo casi nulo, así nos alimentaremos de imágenes visuales o auditivas que nazcan y se desvanezcan al menor gesto, casi un signo. (…) No sé si filósofo alguno ha soñado jamás una sociedad para la distribución de Realidad Sensible a domicilio[ii].
Los desarrolladores iniciales de Google Earth reconocen que su proyecto se inspira en la novela de Neil Stephenson Snowcrash (1992) en la que un programa de realidad virtual, Planet Earth, “recopila y actualiza el conjunto de la información espacial: todos los mapas, información meteorológica, planos arquitectónicos y datos de los satélites de vigilancia” Google Earth es una pieza más en el planteamiento global de Google, resumido  por su  antiguo Director General, Eric Schmidt en 2012: “no hace falta que toques el teclado. Porque sabemos dónde estás. Sabemos dónde has estado. Y podemos más o menos adivinar lo que estás pensando”[iii] En Quédate este día y esta noche conmigo Belén Gopegui (2018), cuestiona esa pretensión empresarial a través de la carta que un chico desempleado y una jubilada dirigen juntos al gigante tecnológico.  La respuesta social a la tecnología, a través de primeras negociaciones internacionales para la regulación de Internet, a mediados de los noventa, es también el tema tratado por Aquiescencia, novela de Víctor Sombra publicada en 2012.
PRINCIPIA
Principia nace de la convicción de que no existen dos culturas, sino una única y necesaria donde ciencias y humanidades están unidas como la tinta sobre el papel. El proyecto nació en la red en noviembre de 2014 con la intención de «contar y pintar la ciencia», con la necesidad de conectar con el lector a través de las emociones, rehuyendo de los clásicos textos académicos, apostando por la ilustración como parte de la historia y no solo como un mero ornamento y por narrativa como vehículo conductor de historias asombrosas proporcionadas por la ciencia. https://principia.io/

Para jugar y tratar del juego contaremos el 30 de marzo con:

Lola Illamel es psicóloga del aprendizaje y filóloga, y trabaja actualmente como editora de una revista académica internacional sobre ciencias del trabajo. En el ámbito de la psicología ha investigado sobre cambio conceptual y procesos creativos, más concretamente el proceso de creación artística. Recientemente ha publicado asimismo un primer libro de relatos, Donde no me esperas (Legados ediciones, 2018).
Enrique Royuela es doctor en microbiología, genética y fisiología. Desde 2014 es editor jefe de Principia, una publicación que bajo el lema «Una única cultura» une ciencias, arte y humanidades y de la que es fundador junto a Cristina Escandón y Javier Díaz-Romeral.
Rubén A. Arribas es licenciado en Ingeniería Industrial por la Universidad Politécnica de Valencia. Después de trabajar como ingeniero algo más de dos años en una fábrica, se dio cuenta de que lo suyo era otra cosa... En la actualidad, coordina varios coordina varios cursos en Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, asesora en proyectos literarios y colabora de vez en cuando con la revista CTXT . Ha publicado, junto con Laura Caorsi, Segundas impresiones, dos libros que recogen 36 entrevistas con personas migradas residentes en Getxo y en Bilbao.
Víctor Sombra es escritor. Resume su poética señalando: «Si sufres de insomnio lees y escribes mucho, remordimientos y secretos pueden alimentar la vocación literaria». En 2012 Caballo de Troya publicó su primera novela: Aquiescencia, y en 2014, Canje, ambas ambientadas en Ginebra, ciudad en la que reside desde hace más de quince años. La quimera del Hombre Tanque fue publicada por Literatura Random House en 2017. Recientemente publicó en CTXT una pieza sobre las relaciones entre ciencia y literatura: https://ctxt.es/es/20190306/Culturas/24854/Victor-Sombra-el-ministerio-persefone-ciencia-hades-narrativa-relatos-mitos.htm