participan Lola Illamel, Enrique Royuela, Rubén A. Arribas y Víctor Sombra
Ciencia y literatura han sido calificadas como las niñas raras del aula, las niñas solas, las que andan ensimismadas[i].
Este parece un buen punto de partida para examinar las relaciones entre
una y otra, porque tiene la virtud de responsabilizar a la comunidad
científica y literaria, llamándolas a romper su aislamiento. Al mismo
tiempo esta perspectiva abre la posibilidad de que la comunicación ya
exista, que las niñas ensimismadas que juegan en el patio, cada una
aparentemente a lo suyo, vayan tejiendo sutiles redes de comunicación,
sin que quienes las observamos seamos capaces de advertirlo.
Para saber a qué juegan tratemos de fijarnos en cómo se relacionan.
Es claro que a veces la literatura precede a la ciencia y que sus
numerosas anticipaciones y prognosis son una constante histórica bien
documentada. En otras ocasiones, la literatura acompaña y sigue a la
ciencia para explorar las consecuencias sociales que un determinado
descubrimiento, invención o desafío científico plantea, la encrucijada
en que nos sitúa.
Que la sutil comunicación entre ciencia y literatura sea tan eficaz,
que las niñas dispongan de tantas formas de pasarse información sin que
siquiera advirtamos que juegan, nos lleva a reflexionar sobre los
elementos comunes del proceso creativo. Aspectos tales como la
acumulación de perspectivas y la suspensión del juicio, la constante
confrontación y actualización de la visión interior con los hechos no
son tan lejanos en la experiencia de artistas y científicos.
Testimonios como los de Einstein, Pablo Picasso, Poincaré o Henry Miller
apuntan en esa dirección común y la sicología de la percepción subraya
tales afinidades.
A partir del punto de encuentro entre ambas formas de conocimiento,
es decir, su fin último (¿interpretar el mundo? ¿estructurar la realidad
para poder situarse en ella y actuar?), interesa tratar de ver si hay
tantas diferencias como parece, poniendo algún meñique en alguna llaga:
¿es la ciencia tan objetiva como parece, y la literatura, tan subjetiva?
¿Es el método científico más riguroso que el trabajo del
novelista/artista? ¿Son todas las ciencias iguales en lo que respecta a
esas dos cuestiones?, ¿y son todas las artes iguales? Si eliminamos los a
priori y las jerarquizaciones entre ciencia y arte, ¿qué aportan cada
una de esas actividades humanas, en sus diferentes formas, que la otra
no puede aportar?
Y por cierto ¿dónde quedan la política y la economía en este juego?
Tanto la literatura como la ciencia están inscritas en una narración
social más amplia que las modela, al tiempo que va quedando definida por
ellas. Los códigos con que las niñas juegan y se pasan información no
son solo suyos. Al final quienes las observamos y todo lo que las rodea:
el patio, el tiempo de recreo, los juguetes que tienen entre manos,
definen el juego tanto o más que ellas.
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ALGUNOS LANCES DEL JUEGO
SOCIOLOGÍA DE LOS MOVIMIENTOS ALTERNATIVOS
Beaubourg: una utopía subterránea, publicada en 2018 por
Enclave de Libros podría calificarse como la novela de una persona
colectiva. En este insólito relato, escrito por un experimentado
sociólogo de los movimientos asociativos, Albert Meister, despliega su
análisis sobre los movimientos alternativos de los setenta, situándolo
ante encrucijadas tales como el uso del dinero, la crianza de los niños,
el sexo, la violencia y el feminismo. Utiliza para ello un escenario
bien definido –la construcción de una sociedad alternativa excavada bajo
el centro Pompidou de París– que, bajo una apariencia fantástica, reúne
las condiciones que Meister considera necesarias para su experimento.
INTERNET Y NARRATIVA
La conquista de la ubicuidad de Paul Valery, breve ensayo de
1928, ha sido citado a menudo como una poderosa anticipación de la
transmisión digital de contenidos: Tal como el agua, el gas o la
corriente eléctrica vienen de lejos a nuestras casas para atender
nuestras necesidades con un esfuerzo casi nulo, así nos alimentaremos de
imágenes visuales o auditivas que nazcan y se desvanezcan al menor
gesto, casi un signo. (…) No sé si filósofo alguno ha soñado jamás una
sociedad para la distribución de Realidad Sensible a domicilio[ii].
Los desarrolladores iniciales de Google Earth reconocen que su proyecto se inspira en la novela de Neil Stephenson Snowcrash
(1992) en la que un programa de realidad virtual, Planet Earth,
“recopila y actualiza el conjunto de la información espacial: todos los
mapas, información meteorológica, planos arquitectónicos y datos de los
satélites de vigilancia” Google Earth es una pieza más en el
planteamiento global de Google, resumido por su antiguo Director
General, Eric Schmidt en 2012: “no hace falta que toques el teclado.
Porque sabemos dónde estás. Sabemos dónde has estado. Y podemos más o
menos adivinar lo que estás pensando”[iii] En Quédate este día y esta noche conmigo
Belén Gopegui (2018), cuestiona esa pretensión empresarial a través de
la carta que un chico desempleado y una jubilada dirigen juntos al
gigante tecnológico. La respuesta social a la tecnología, a través de
primeras negociaciones internacionales para la regulación de Internet, a
mediados de los noventa, es también el tema tratado por Aquiescencia, novela de Víctor Sombra publicada en 2012.
PRINCIPIA
Principia nace de la convicción de que no existen dos culturas, sino
una única y necesaria donde ciencias y humanidades están unidas como la
tinta sobre el papel. El proyecto nació en la red en noviembre de 2014
con la intención de «contar y pintar la ciencia», con la necesidad de
conectar con el lector a través de las emociones, rehuyendo de los
clásicos textos académicos, apostando por la ilustración como parte de
la historia y no solo como un mero ornamento y por narrativa como
vehículo conductor de historias asombrosas proporcionadas por la
ciencia. https://principia.io/
Para jugar y tratar del juego contaremos el 30 de marzo con:
Lola Illamel es psicóloga del aprendizaje y
filóloga, y trabaja actualmente como editora de una revista académica
internacional sobre ciencias del trabajo. En el ámbito de la psicología
ha investigado sobre cambio conceptual y procesos creativos, más
concretamente el proceso de creación artística. Recientemente ha
publicado asimismo un primer libro de relatos, Donde no me esperas (Legados ediciones, 2018).
Enrique Royuela es doctor en microbiología, genética
y fisiología. Desde 2014 es editor jefe de Principia, una publicación
que bajo el lema «Una única cultura» une ciencias, arte y humanidades y
de la que es fundador junto a Cristina Escandón y Javier Díaz-Romeral.
Rubén A. Arribas es licenciado en Ingeniería Industrial por la Universidad Politécnica de Valencia. Después de trabajar como
ingeniero algo más de dos años en una fábrica, se dio cuenta de que lo
suyo era otra cosa... En la actualidad, coordina varios coordina
varios cursos en Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja, asesora en
proyectos literarios y colabora de vez en cuando con la revista CTXT . Ha publicado, junto con Laura Caorsi, Segundas impresiones, dos libros que recogen 36 entrevistas con personas migradas residentes en Getxo y en Bilbao.
Víctor Sombra es escritor. Resume su poética
señalando: «Si sufres de insomnio lees y escribes mucho, remordimientos y
secretos pueden alimentar la vocación literaria». En 2012 Caballo de
Troya publicó su primera novela: Aquiescencia, y en 2014, Canje, ambas ambientadas en Ginebra, ciudad en la que reside desde hace más de quince años. La quimera del Hombre Tanque fue
publicada por Literatura Random House en 2017. Recientemente publicó en
CTXT una pieza sobre las relaciones entre ciencia y literatura: https://ctxt.es/es/20190306/Culturas/24854/Victor-Sombra-el-ministerio-persefone-ciencia-hades-narrativa-relatos-mitos.htm