En esta octava reunión, coordinada como siempre por Esther Peñas, hablaremos del libro de Néstor Sánchez.
Nombrar por primera vez, Sánchez nombra siempre por primera vez, se niega a la memoria conceptual, a la simplificación mutilante que alguna vez denunciara Rilke («y esto se llama perro, esto se llama casa… Ustedes están matando las cosas»), y no solamente lucha por nombrar por primera vez incluso lo más conocido, sino que en cada cosa busca lo que escapa a la definición o al uso de la tribu: «Vamos a tener necesidad de un lenguaje común, un lenguaje común capaz de nombrar por primera vez, frente a la multitud de cosas ya nombradas de afuera, la multitud de cosas casi nunca nombradas de adentro».
Néstor Sánchez nació en 1935 en el barrio porteño de Villa Pueyrredón en Buenos Aires. Milonguero, bailarín de tango profesional y amante del jazz, intentaría hacer confluir en su literatura las dos dimensiones musicales: por un lado, el tango, heredero de lo clásico, una danza estructurada y machista como la cultura en la que fue gestado, una cultura cargada de códigos que determinaban una conducta y, a su vez, esa conducta determinaba que era un hombre: un varón, un compadrito, un lumpen o un señor.