Esther Peñas acompañará a la autora
Con ochenta y tres años mi madre tuvo un ictus, ya no podía cuidar de mi
padre, impedido físicamente por un accidente de tráfico, y hubo que
ingresarlos en una residencia. Del impacto ante la nueva situación y de
la observación de los ancianos que allí vivían nació este libro.
El proceso de escritura fue largo. Durante los siete años que mi madre
vivió en la residencia, fui tomando apuntes y escribiendo frases que los
ancianos decían, al tiempo que poco a poco iba conociendo sus vidas a
través de las conversaciones que tenía con ellos. Cuando mi madre murió
comencé a escribir el libro. Desde el principio había decidido esperar
ese momento, no me parecía bien escribir sobre los ancianos mientras
visitaba a mi madre, de alguna forma era entrometerme en su intimidad,
todavía los estaba viendo y hablaba con ellos. Mejor esperar, reposar
las conversaciones, dejar pasar el tiempo, alejarme; verlos en lo que me
dejara de ellos el recuerdo.