Presenta: José Luis Gómez Toré
¿Desde qué lugar se escribe? O tal vez mejor, ¿qué lugar se escribe en el poema? Porque el lugar es lo que falta. Porque tal vez siempre estamos fuera de lugar. ¿Escribimos entonces para trazar un espacio posible, para abrirnos espacio?
Y, sin embargo, como apunta Blanchot, el primer expulsado de ese paraíso que traza la escritura es el propio autor. Carmen Crespo parece ir más allá, puesto que aquí todo edén es transitorio y tiene, en ocasiones, no poco de infernal. O quizá lo infernal consiste solo en permanecer ahí, como en los círculos dantescos, empeñarse en erigir un territorio con fuertes y fronteras, cuando el poema (¿la vida?) es un lugar de paso, un paraje al que se puede a veces (no muchas) retornar, pero nunca por el mismo camino. Ni de la misma forma.Carmen Crespo se propone «dar sitio a los fragmentos», aguantar «la embestida de la luz» a pecho descubierto, como quien sabe que la poesía busca, paradójicamente, construir una intemperie, aprender poco a poco a habitar deshabitándose.
J.L. Gómez Toré