lunes, 29 de junio de 2015

Encuentro-debate Amistades peligrosas - miércoles 1 de julio 19,30 Enclave

Amistades Peligrosas 

notas al margen del libro A nuestro Amigos, Comitè Invisible.

Será el miércoles 1 de julio a las 19,15 en Enclave de Libros.

Abren el debate: 
Ignacio Castro, Mario Domínguez, José Manuel Rojo.


El Comité Invisible (A nuestros amigos, Pepitas de calabaza, 2015) es muy duro con nuestra idiotez global, con el conjunto del progresismo y también con lo que solemos considerar su ultraizquierda. Es posible que sean más comprensivos con los que luchan en Oaxaca o Egipto. Con las mil insurrecciones occidentales en las que están insertos, el Comité Invisible es más bien intransigente. Casi podríamos decir que lo que otros, incluso desde el entorno de Syriza a Podemos, podrían llamar elitismo es una de sus mayores virtudes, pues tal aspereza teórica les libra de los límites habituales de lo político, incluida esa gestión radical que busca desalojar una ideología o casta determinada en nombre de otra hegemonía. Lejos de facilidades partidistas, A nuestros amigos es un libro violentamente filosófico a la hora de pensar la clave del poder occidental. Una de las cuestiones que le va hacer difícil la vida -por más que se publique a la vez en ocho idiomas- es que, tanto en el lenguaje como en las ideas, pone a prueba nuestra implicación sensible con lo que demasiado fácilmente hemos llamado capitalismo.

Aunque compartan su ontología, ellos no parecen conformarse con la guerra de guerrillas en la que podíamos situar a Foucault y Deleuze. De alguna manera compleja el Comité Invisible aspira a una subversión total, no sólo destructiva, sino también afirmativa. ¿Cómo? Es ésta la única cuestión que, política y filosóficamente, no parece preocupar mucho en las instancias policiales que desde hace años les persiguen, haciéndoles famosos. Tiqqun y el Comité Invisible cuestionan radicalmente el monopolio académico, combinando momentos teóricos de Deleuze y Benjamin, de Foucault, Agamben o Heidegger, con sutiles elaboraciones propias y otras de autores -Baudrillard, Virilio- que nunca citan, nos retan desde hace años con un mapa insólito de la dominación y de aquello que la desafía. De Teoría del Bloom a Llamamiento, de Teoría de la Jovencita a La insurrección que viene, pocos libros pueden alterarnos como estos. Pocos pueden infiltrase así en nuestras vidas y cambiar la inercia de nuestras percepciones.

La política extática no encarna sólo otra concepción de lo político, cargada con iluminaciones que algunos no han dudado en calificar de mesiánicas, sino también la propuesta de vivir de otro modo, de habitar de manera radicalmente distinta el mundo. De lo que se trata, dicen, es de llenar el vacío que la democracia mantiene entre los átomos individuales por medio de una atención mutua de unos a otros, por medio de una atención inédita al mundo común (p. 67). El problema es entonces sustituir el régimen mecánico de la argumentación por un régimen de verdad, de apertura sensible a lo que está ahí. Desde estos presupuestos, es normal que fustiguen sin piedad la utopía de una democracia directa a través de los nuevos medios que, de hecho, nos han convertido en nudos de una red extenuante. Habitar plenamente, he ahí todo lo que se puede oponer al paradigma del gobierno (p. 177). Claramente, ellos están muy lejos de lo que otros llaman hegemonía: "Quien tiene relaciones de mierda no puede sino llevar a cabo una política de mierda" (p. 179). No hay duda de que meterían en este pestilente paquete a buena parte de lo que hoy consideramos militancia alternativa. Y sin embargo, de acuerdo con la lógica de cierta violencia inclusiva, a ellos se dirigen. A ellos y no a nosotros, los que leemos filosóficamente a Agamben y a Nietzsche. Aunque también los que tenemos pocas ilusiones políticas, melancólicos seguidores de Badiou, Han o Heidegger, quedamos atrapados por este texto, pues resulta más ontológico su furioso análisis del líquido amniótico que nos envuelve que el tedio consagrado que, por boca de Sloterdijk o Žižek, se suele llamar filosofía.



Pocos libros como Introducción a la guerra civil o éste que hoy tenemos en las manos, mucho más didáctico, podrían convencernos de que los estallidos en curso que el mundo ha conocido en los últimos veinte años caminan sigilosamente hacia un estallido histórico. Aunque no se comparta ni una sola línea de estas 258 páginas -cosa más bien difícil, dado la carga magnética de muchos pasajes-, A nuestros amigos es un texto que, como otros anteriores de este no-grupo, no deja indiferente a nadie. Y además, a distancia de tanta filosofía oficial, ésta no habla en clave erudita, por más que a veces ponga a prueba nuestra relajada capacidad de comprensión. No es una ventaja menor, aunque desconfiemos de casi todo lo que se llama mundial, que se recojan con precisión decenas de momentos, testimonios y fenómenos de casi todo el orbe, exceptuando Rusia, China, Irán, Israel y algunos otros países que no participan en lo que ellos consideran el anillo de la guerra en curso. El carácter anónimo, más bien invisible de este medio alude al punto de vista, antes existencial que político, de una vida cualquiera. El Comité Invisible intenta analizar nuestros decorados con la audacia de una percepción atávica, una amistad por "lo desconocido sin amigos" (Blanchot), hoy prácticamente expulsada del orbe político. (Ignacio Castro)