Acompañará a la autora Ana Castro
No
conocemos la realidad. Ante ella se nos pone entre paréntesis la voz, o
nos cubrimos de una pasión cualquiera tras la que justificar la
soberbia de nombrarla. Pero no es ahí, en esa realidad
de ley y ciencia, donde sucedemos. Más allá de lo real, vivimos.
Vivimos
como un incendio incontrolable, habitando y habitados por la titubeante
verdad de un mundo vivo. Para este animal que somos, la verdad no es
ley sino algo que acaso solo cabe en un corazón ambiguo, habla la lengua
de la contradicción, danza en el auge y la caída de los sueños y no la
desacredita un imposible. Descubrir la vida es descreer de un mundo que
se deje describir del todo, porque su sola contemplación sincera nos
diluye el idioma: porque intentar decirlo es medir su tumba. En estas
hojas arde su calma el mundo. Sucede la mirada, la voz de quien se sabe
vida en cada cosa. Porque es aquí donde la vida ocurre: en la humilde
grandeza de sabernos mundo.