Acompañan a la autora Olvido García Valdés y José Ignacio Padilla.
Estos versos —hilos tirados sobre la página— parecen venir de la prosodia oral, cotidiana, pero van hacia otro lugar. El oído se deja llevar y de pronto se encuentra en otro espacio, más raro.
¿Estamos en habitaciones vacías, blancas, en las que rebotan voces? ¿Quién habla en el poema? El interior se revela exterior; lo ajeno, propio.Algo se pone en movimiento. Algo alguien se desplaza. La palabra dice y no dice. Señala y señala algo distinto. Nada que hacer más que mirar. Adentro afuera. Lo que pesa tiene peso. Se abisma hacia abajo. Se precipita hacia un suelo sin suelo. Adentro la voz afuera. Detenida quieta iluminada la palabra clara. Afuera adentro el golpe suena. Adentro al centro de todo olvido. Se detiene el lenguaje. Húmeda la palabra escapa.
José-Ignacio Padilla
Es un fluido hacia adentro & hacia afuera – sereno – aunque también con un cuchillo afilado y arraigando en el riesgo porque hay un ser que – incesante – se desplaza, desmembrado, pero que relumbra, pleno de texturas, infranqueable, huidizo, desasido de nombres. La nueva poesía de Tania Favela está aquí – como el viento – para detenerse un momento y disfrutarla desde un punto distinto o buscar un nicho una plataforma vacía. No tenemos adonde ir: retazos, se desdibuja, se desvanece. Mas – sin reproches – asistimos a un excavar / escarbar, para romper la tensión de nuestras vidas y no ver nada. Nada, salvo la alta calidad de este hermoso libro.
Roger Santiváñez