Tiene este nuevo libro de
Miguel Ángel Curiel el logro instantáneo de un nombre totalmente adecuado por
remitir a una poética que, especialmente desde la trilogía que integra EL AGUA,
encuentra sus fundamentos en los elementos nucleares, básicos, de la naturaleza,
doble pretexto para la búsqueda de una concisión y precisión lingüística
máximas y un posicionamiento expresivo en que la enunciación de los
pensamientos y las emociones aspiran a ser muescas espontáneas que se hilvanan
al simple fluir de estar vivo.
Ya desde los inicios de “Pathos” se tantea la ruina,
se palpan entre los dedos los escombros de lo vivo como quien sabe que solo en
la concesión de esa ternura podrá quizá fabularse otra realidad en que se
consuele lo roto (He creído en el hierro doblado, en las palabras, y se han
soldado los huesos del ángel a la rama de la nada. ¿Alguien sin huesos, una
sombra, un enviado de la luz?). Una actitud inseparable de la primacía en
este poemario del motivo de lo oracular, de la superación de las limitaciones
del propio yo y las apariencias de lo real para alumbrar otra dimensión
hipotética cuya única edificación posible habrá de ser la empatía, el tú o la
existencia ajena como única posibilidad de persistencia, debido a la definitiva
rendición de la palabra (no tengo lengua, solo lenguaje, se nos confiesa
con el desconsuelo de saber que la inquietud por comunicar ha pervivido
tristemente por encima de la voz) y con ella la inclinación del poema a la
fantasmagoría (El poema es un montoncito de cal que te comes, pobreza para
quienes lo leen y lo sueñan) : reiteradamente nos abruma el estribillo
luctuoso que va tejiendo ese ”intento de poema”, el fracaso que supone una
actividad creativa que no ya no es más que recrearse en la agonía de
inventariar lo perdido (Amontono el granizo. El griterío como raíces de
silencio dentro de mí. Manchas negras, otro poema muerto, 12 de abril de 2008,
Coimbra. Manchas negras, dentro de las manchas rostros apagados, ríos crecidos,
aguas rojizas, marrones, ocres”.) a pesar del intento por disuadirla a que
renuncie a su condición de artificio para traslucir una literalidad que solo
así pudiera ser celebrativa (El poema son yerbajos y nubes”. Barrunta
tormenta, herpes de alegría). Rafael Escobar
Miguel Ángel Curiel, poeta español, 31 de marzo de 1966 Korbach
Valdeck, Alemania. En al año 2000 obtiene con el EL VERANO el accésit del
premio Adonais de poesía. Durante 2009 y 2010 vivió en Roma, en la Academia de
España, al serle otorgada la beca Valle-Inclán de escritura creativa. En 2013
reunió sus últimos diez años de escritura poética en EL AGUA, volumen donde se
recogen los libros POR EFECTO DE LAS AGUAS, LOS SUMERGIDOS y HACER
HIELO, libro este finalista del premio nacional de poesía 2015. Desde 2009
escribe a modo de diario poético fragmentado, LUMINARIAS (LUMINARIAS, cuaderno
de Roma, y LUMINARIAS, 2010-2015 libro de las botellas) todos ellos
en la colección Fragmentaria, editorial Amargord, Madrid. Sus poemarios más
recientes son ASTILLAS, editorial Calambur, Madrid 2013, y el NADADOR,
Mérida 2016, Editorial Regional de Extremadura, FABRICA DE LA SEDA,
edición bilingüe español italiano en la Universidad de Bari, Italia, con
ilustraciones de Juan Carlos Mestre, y MANACIONES, Amargord, Madrid, en
la colección `C, que dirige Cecilia Quílez.