sábado, 20 de abril de 2019

Taller de entrenamiento vocal. 10/05 11/05

La expresión de la palabra y el silencio. Impartido por Marina Wainer.
Duración Taller: 8 horas. Precio: 90 euros.
REPASO DE TÉCNICAS BÁSICAS
AIRE
La intención es la idea misma respirada, subtexto en estado puro i encerramos su aire, inhibimos la energía de lo vivo.
Los nervios y la respiración. Ante una situación de estrés el cerebro selecciona entre dos estrategias; Huir o cerrar las puertas del fuerte hasta que pase el peligro.El instinto es subir el aire y la caja torácica, con el objeto de esconder una parte vital: el cuello. Esta elevación inhabilita la libre rotación de la última vértebra cervical y por eso tendemos a girarnos en bloque. La musculatura se tensa, la piel se contrae. (Sin partes
blandas somos más difíciles de comer). Como la contraseña es pasar desapercibidos, ajustamos el espacio de ocupación al menor posible. Así el aire distribuye una mínima dosis, por lo que ni la voz, ni la mirada, ni los gestos ni el movimiento, irán más allá del diámetro de protección. Alertas, preparados, listos para huir, permaneceremos en vilo hasta que a-sentemos el aire con firmeza. Bajo este estrés nuestra imaginación se bloquea, la piel no cuenta, la tensión ha cerrado sus poros y la ha vuelto impermeable. No percibimos, no sentimos; nos llenamos de ruido mental; de palabras, asfixiando cualquier pausa, temerosos de que en cuanto percibamos el silencio, caeremos al vacío, como los dibujitos animados. Un aire descentrado genera tensión, y la tensión tiene forma monocorde, relega al intérprete a una expresión primaria. Si la única aspiración es la supervivencia, nadamos tan sólo parallegar a la orilla, secos.


Respiración y certidumbre
Cualquier disyuntiva, cualquier duda, ¿Qué hago? ¿Qué pasó? ¿Cómo fue? nos hará elevar el aire y retenerlo… Mientras se está en suspenso, se está en suspensión. Sin fundamento aéreo, no fundamentamos ni huesos, ni músculos, ni idea. Si la postura física es inestable, lo es también la postura argumental. Sólo soltaremos el aire al hallar la respuesta. Es interesante observar entonces que, la seguridad está absolutamente condicionada por el nivel de la respiración en nuestro cuerpo.
LA IDEA RESPIRADA
La respiración está antes de la voz y el gesto; es la idea misma intencionada. La intención aparece antes del habla en la evolución de la especie humana y su ciclo se repite en la evolución del bebé. La idea se respira y se vehiculiza a través de los canales de expresión que a su vez la
retroalimentan. La idea se desplaza, se gestualiza, se nombra, se vale de soportes, se estructura en el tiempo y el espacio, el mensaje que se trasmite no es la idea original, sino su expresión resultante La intención modela literalmente la expresión; si la inspiración de la idea es indefinida, su expresión se dispersa, si se direcciona, se centra. Y, según su temperatura modula, también, su relación con el espacio. Como una onda expansiva, va centri-fugando gradualmente la idea desde el centro del cuerpo, hacia hombros, rostro, sobrepasa su diámetro personal hasta llegar a inundar todo el entorno.
Pre-visión: Con consciencia o sin ella; desde el primer segundo, desde el primer centímetro, estamos proponiendo una historia. Inspiramos la situación que prosigue. El cerebro calcula en milésimas de segundo dirección y distancia al objetivo y crea una estrategia de vol3 aéreo. Así, al inspirar la idea creamos una expectativa proporcional y armónica. Todos habremos sentido desconcierto al levantar una caja más ligera o más pesada de lo previsto; ese desconcierto se produce por el fallo en la pre-visión. La dimensión, el volumen; incluso el color de un objeto es comparada con los datos de los que dispone el cerebro. Antes de dar un salto, al llamar a un amigo que se aleja, al extender la mano para detener un taxi, nuestro cerebro habrá hecho sus cuentas y pre-visionado un desenlace lógico. Inspirar, es de algún modo, hacer una promesa.
Todo esto suele ocurrir sin la participación de la consciencia, pero es asunto del intérprete controlar su producción, ya que esta pre-visión será necesaria para estructurar, proyectar el gesto, la voz, dimensionar el espacio, los objetos y los sujetos.
De la interpretación plana a La interpretación viva. Del pensamiento quieto al que desplazo. De una pose a una postura. De la expresión fingida a la sincera: El factor diferenciador es el aire
LA VOZ
La voz vive en el cuerpo, es un instrumento de viento, de aire, de percusión, sus cuerdas son pliegues, y repliegues, tendones y ligamentos, y su sustento es emoción líquida.
Vincular la voz, al cuerpo y a su espacio. Muchas veces observo como la palabra se produce desde el cuello, como si se tratara de esas cabezas de corcho blanco para pelucas. Si se trazará una línea imaginaria desde las clavículas hacia abajo, se podría comprobar que el cuerpo del intérprete permanece mudo, sin involucrarse. La diferencia entre emitir y trasmitir, entre la memoria y la lógica es, precisamente, que la voz se argumenta con el cuerpo y el espacio. Seamos o no cantantes, al comenzar a cantar tomamos un aire especialmente inspirado para eso y lo dirigimos, conscientes o no, hacia una dirección determinada de la cabeza en busca de la nota. Al cantar, nuestro cuerpo sabe que no puede estar laxo y se tonifica, sabe que no puede estar inestable y se adecua; sepamos o no afinar, cantamos usando el fuelle del aire, recorriendo el territorio del cuerpo entero, intencionando el aire hacia un objetivo mayor. Pues bien; proyectar la voz es cantarla; la predisposición física de un intérprete para decir su texto es exactamente la misma.
 Inspirar un aire específico desde el objeto de atención devolviendo la expiración sonora e intencionada hacia su meta. La letra es el texto, la música es la intención. Pero, si el aire ya partió, partió la idea, y por más que al notarnos acelerados, pretendamos retener la voz, no podremos. La palabra ya ha levantado vuelo, la inspiración ha dibujado ya la intención de la nota y la inicial en los labios. Quedamos fuera de eje, con el aire
agolpado en una garganta que debía tan solo ser pasillo; pretendiendo frenar la inercia de una voz urgida por alcanzar un punto. Necesitamos estar en control de la respiración; la profundidad del aire es el metrónomo. Buscar la fábrica de saliva en la boca, muscular los tendones del énfasis, reaprender que cada palabra tiene su arriba y su abajo, y que el agudo no se busca en la garganta, que el acento se rebota en tierra porque no tiene nada que hacer en las alturas.
La voz, como un cuerpo que está tenso, pierde el juego de sus articulaciones. Para hablar decidiendo, el cuándo, el cómo y el a quien, hay que ver la frase como un puente que cuanto más extenso, más pilares tiene; dividir las inflexiones sin disgregarlas; colocar cada articulación en su estante, organizando su valor relativo en el contexto; calcular el impulso para reciclar el aire en cada boya y subrayarse en sus acentos, como la piedra que se rebota en el lago.
LAS SEÑALES DE TRÁFICO → EL TRÁFICO DE IDEAS.
. Los signos de puntuación devienen del lenguaje oral,
Y se inscriben según el nivel del aire en el cuerpo.

Prosodia
La curva prosódica es a la voz, lo que el sujeto, verbo y predicado a la sintaxis. Los signos de puntuación articulan el pensamiento. Si cambio el cómo cambio el qué. La voz estructura, separa o junta ideas, discrimina lo clave del contexto, puede resumir y organizar o puede crear el caos con solo borrar todas sus pausas.
SI entrenamos la vista en los sonidos, podremos “ver” La entonación del movimiento, la curva de una palabra, una frase, una escena y una obra.
Poder ver la entonación dramática, facilitará la modulación interpretativa. Y ya que el concepto es asunto del hemisferio izquierdo y la entonación del derecho, deberíamos enfermarnos con una dosis de sinestesia saludable.
La topografía de la palabra: La monocordia arrasa el paisaje.
El acento, no es la cumbre, sino un profundo pozo que rebota el sonido hacia la cumbre.
ESTRUCTURA VISUAL
Distribuir el dibujo de la voz en el espacio como una coreografía donde las palabras son intérpretes que se agrupan, se separan, crean acentos y fluyen ligeras, se agolpan, se abren, crean corrientes de dinámica y contra-dinámica, cierran una idea o la dejan flotando.
LA INTERPRETACIÓN VOCAL
LA PALABRA
Decir es un hecho polisémico, su mensaje es completado, matizado o desmentido con otros niveles de comunicación (prosodia, lenguaje no verbal, gestión del espacio, etc.) El texto no se nombra, se demuestra, se implementa con sus mejores herramientas, se busca su solución en el espacio, en los cajones de la cómoda y la mente. La palabra, como la ropa que se usa, tiene la forma del día que ha tenido, del cuerpo que la
contiene, su dobles, el olor del sitio en el que ha estado, las marcas que se ha ido mereciendo y las que no. Por eso Las palabras intencionadas, no pueden ser neutrales, el movimiento les quita inocencia, porque significar es poseer volumen. “Empezar” significa equivocadamente, “decir el texto. Pero dado que el texto es un valor pre-fijado, decir sólo el texto, sería redundarlo. Sabemos que si repetimos una misma frase varias veces, modificando claramente la intención, se transforma absolutamente su mensaje; y sin embargo, solemos ejercitar bastante poco la plasticidad del subtexto. Ya que el factor mutable es el subtexto, expuesto a las variables del directo; nos entrenaremos en la “gimnasia de intenciones” al punto de volverla instinto. Jugar a cambiar de intenciones para comprobar las consecuencias que produce. Y sobre todo cambiar el orden de factores, comenzando por el pre-texto, a la orden de “Empezar”: inspirar la idea intencionada y opinarla en el cuerpo antes de fonar y escuchar su eco tras
pronunciarla. Habitar la pausa
El libre albedrió de lo vivo; la vida secreta del subtexto y de la pausa.
A partir de este entrenamiento básico, empieza su implementación:
Cada alumno podrá enfocarse en su desarrollo personal, abordando sus propios obstáculos y desafíos específicos. Y cada material de lectura nos dará la oportunidad de investigar sus herramientas; ya sea entrando en el mundo apasionante del verso para volverlo tan sincero y accional como la prosa sin matar su musicalidad; o los ritmos y contra sentidos del humor o de lo absurdo.

MARINA WAINER
Actriz, directora, dramaturga y pedagoga. Ha co-fundado y dirigido durante 12 años El Teatro
Estudio de Madrid. Ha dirigido las compañías “Sinaliento producciones” y “Viajarera producciones”
“Al sur del sur” “El vacíoFértil” y ha colaborado, como autora, directora y actriz, con otros
creadores. Escribe, dirige e interpreta “Monstruos”; asistencia de Dirección de Daniel Abreu en sus
espectáculos “Animal” y “Todos”. Gira internacional De velorios y verbenas, escribe y dirige El
cuerpo deshabitado, es autora de “Sin Dios”, Régisseur de la Ópera “Viaje al Corazón de las
Tinieblas”, autora, directora y actriz de “Operación Otelo…Una obsolescencia programada”; Ha
publicado El cuerpo Deshabitado, Editorial EnVoz Alta Madrid; De Velorios y Verbenas; editorial
Desde 1984 Imparte clases regulares y talleres de interpretación, dirección y estructura dramática
junto con cursos de comunicación en diversos ámbitos: Teatro Estudio de Madrid, Estudio 3,
Asociación de Actores de Galicia en Santiago de Compostela, Agrupación de Madrid Forum de
política feminista subvencionado por la comunidad de Madrid, Escuela de Lito Cruz, Buenos Aires.
Petit Chêne en Cluny, Francia. Auditorio de Tenerife, Sagai Universidad de Lanús, Buenos Aires,
Escuela del sur, Teatro Nacional Cervantes, Conservatorio superior de danza, Fernando fernán
Gómez.etc.