El texto en cuestión reivindica la antigua acepción del libelo (libro pequeño) aunque posee algo de la moderna acepción pues cuestiona cosas. Para ello introduce problemas que no son tan elementales, en especial el concepto mismo de lo que se considera como lo político, así como de las dificultades para que dicha dimensión política no se encierre en el cada vez más voraz y extenso ámbito del Estado. Uno de estos obstáculos, y al que se dedica la segunda parte, reside en la apropiación de la política por el ciudadanismo, una difusa ideología política organizada en torno a la debilitada figura del ciudadano, asociada a un cierto número de prácticas ambivalentes y cada vez más difundida.
Mario Domínguez es profesor en la Universidad Complutense de Madrid, especializado en el área de teoría sociológica. Es licenciado en Geografía e Historia, y en Sociología y Política, así como doctor en Sociología por la UCM. Ha realizado investigaciones sobre diversos temas relacionados con la sociología política y de la juventud, así como la sociología del conocimiento y epistemología. Entre sus últimas publicaciones destacan las relacionadas con los menores infractores en instituciones de reforma (CIS) o una aproximación a la técnica del grupo de discusión.
PROYECTO EDITORIAL FEL
Lo que cuestionamos no es sólo producto de ambiciones desmedidas, sino de una estrategia perversa de gestión de los conflictos, y es que la democracia no es más que eso, mecanismos institucionales desplegados por el estado-capital como excelente mecanismo de gestión de sus contradicciones. El cierre sofocante de toda forma de protesta ya no es tan sólo coercitivo y represor (a veces sí lo es) sino que moviliza todo el aparato de expertos, profesorado atento, una nueva terminología sensible ante la injusticia, etc. para asegurarse que la puntual reivindicación (la queja) de un determinado grupo se quede en eso: en una reivindicación puntual.
