martes, 21 de septiembre de 2010

Haiku en Otoño Exposición de JUJU KURIHARA


Meigetsu wo/totte kurero to/nakuko kana
Noche de otoño, es tan hermosa la luna llena que el niño llora por no tenerla

La Caligrafía japonesa (shodo en japonés, sho= caligrafía y do = el camino), tanto como los kanjis (los caracteres chinos) fue introducida desde China en el siglo VIII de nuestra era. El nuevo estilo, Wayo – estilo japonés - se formó a partir del siglo X; desde entonces existen dos tipos de caligrafía: la caligrafía china y la japonesa, diferenciadas por la pronunciación, el estilo de escritura y los tipos de pincel utilizados. El conjunto de subestilos y tendencias que se desarrollaron en Japón bajo la influencia china se engloban dentro de la tradición karayo, mientras que los desarrollados puramente en Japón son parte de la tradición wayo.
En Japón, hasta la época Edo (1603-1868), la caligrafía era una forma de expresión práctica para los pertenecientes a las clases altas, fue a partir de la época Meiji que se potenció su uso artístico. En el sentido más común, la caligrafía es no más que el arte de la escritura delicada. Un maestro, con su pincel de bambú y tinta china, crea en papel arrocero una verdadera obra de arte, y ésta lleva en sí misma la armonía y la belleza.
En las obras caligráficas se materializa uno de los principios básicos de la estética japonesa, wabi-sabi, - la proporcionalidad de lo simple y lo delicado.
Nada en la caligrafía japonesa es casual, para cada línea y cada punto son muy importantes su inicio, su dirección, su forma y su término, el balance entre todos los elementos, hasta el espacio vacío está lleno de significado. Los jeroglíficos son muy armoniosos, bien proporcionados y equilibrados. Los habitantes del Oriente creen que los jeroglíficos tengan un sentido sagrado, pues la escritura se considera como el mensaje de Los Cielos, cada signo caligráfico lleva en sí mismo una reserva de energía sagrada.
La caligrafía japonesa es una de las prácticas dzen, igual que el arte de la ceremonia de té, el ikebana, la esgrima japonesa con espadas (quendo), u otras artes
bélicas (budo). La caligrafía es un atributo integrante de la ceremonia de té. Los maestros de la ceremonia de té estudian la caligrafía con la misma duración y
escrupulosidad que el mismo acto ceremonial de té.

“Haiku en otoño” es una parte de un proyecto estacional de este año. Los haikus, cuya origen remonta al Japón del siglo XVI, son los poemas más cortos y expresivos del mundo. El haikai o haiku tradicional consta de 17 moras (unidad lingüística de menor rango que la sílaba) dispuestas en tres versos de 5, 7 y 5 moras, diecisiete sílabas en total, sin rima. Suele contener tanto una palabra clave denominada kigo (cuarto idioma), que indica la estación del año a la que se refiere, como una cesura, o pausa verbal, conocida como kire, que separa a un haiku en dos imágenes contrastantes.Tradicionalmente el haiku, así como otras composiciones poéticas, buscaba describir los fenómenos naturales, el cambio de las estaciones, o la vida cotidiana de la gente. En el mundo haiku, un año está dividido en cuatro estaciones: primavera-enero, febrero, marzo; verano-abril, mayo, junio; otoño-julio, agosto, septiembre; invierno-octubre, noviembre, diciembre. Muy influido por la filosofía y la estética del zen, su estilo se caracteriza por la naturalidad, la sencillez (no el simplismo), la sutileza, la austeridad, la aparente asimetríaque sugiere la libertad y con ésta la eternidad.

Ahora con la brisa fresca de otoño, nos gustaría presentaros unas obras de caligrafía con el tema del haiku de la nueva estación.

Juju Kurihara

Juju Kurihara, fotógrafa, ilustradora y calígrafa, nació en Tokio donde cursó sus estudios y empezó su carrera como fotógrafa en un periódico local. Estuvo viviendo en Londres, ciudad en la que trabajó desde 2002 a 2005 como fotógrafa freelance. Su primera exposición individual tuvo lugar en la Oxford House de Londres en 2005.
Su trabajo fotográfico se centra fundamentalmente en el retrato, en el viaje y documental. Como ilustradora, ha trabajado para un equipo de natación y béisbol en Tokio, y para páginas webs en Madrid. Desde los 13 años estudia caligrafía. Ha realizado distintas exposiciones colectivas con otros calígrafos e individuales en Japón, en Londres, Sidney y en Madrid. Actualmente reside en Madrid, donde da talleres y clases para niños y adultos, organiza exposiciones y demostraciones con la colaboración de músicos.
En el marco del proyecto “Haiku en cada estación”, ha realizado las exposiciones correspondiente primavera y verano y, presenta ahora en Enclave la exposición “Haiku en otoño”.